domingo, 19 de enero de 2014

¿Por qué tanto empeño de los Papas en condenar?


¿Es esto lo primordial? ¿Tiene sentido?

Lo primero que tenemos que hacer es conocer la misión de la Iglesia. "Id por todo el mundo y proclamad la buena noticia (Evangelio) a toda criatura" (Mc 16,15). ¿Y qué es el Evangelio? Es la buena noticia de que Jesús ha muerto y resucitado por nosotros y todo lo que eso conlleva. Todo. No tiene sentido hacer ese anuncio omitiendo que Jesús es Dios Hijo o que Él nos mandó amarnos los unos a los otros, pues el mensaje se vería seriamente desfigurado. El Evangelio implica mucho y por eso su anuncio se vuelve una prédica constante. Prueba de ello es que San Pedro o San Pablo no se limitaron a manifestar solamente a las comunidades cristianas que el Señor murió y resucitó. Las cartas que escribe éste último, sobre todo a los Corintios, son buena prueba de ello. ¿Y para qué sirve esa Noticia? San Pablo lo dice: "Y no me avergüenzo del Evangelio, que es fuerza de Dios para que se salve todo el que cree" (Rom 1,16)

En definitiva, la misión de la Iglesia es anunciar todo el Evangelio para que nos salvemos. Esto primordialmente, aunque el hacerlo conlleve otras responsabilidades. Porque esta misión también se anuncia con obras y porque desobedeceríamos al Señor si renunciamos a la ayuda al hermano y al más necesitado.

Como expliqué en otro post, la doctrina es fundamental en la Fe: http://cristoerasabio.blogspot.com.es/2014/01/tiene-sentido-salvarse-por-creer-en.html
Ya vemos al inicio del presente comentario que la definición del Evangelio conlleva fundamentalmente la narración de HECHOS, que tienen una trascendencia moral y de fe.

Y llegamos al punto clave: Si un apóstol (un obispo) fuese por primera vez a una ciudad a predicar el Evangelio entenderemos que su misión es ese anuncio. Pero, ¿qué ocurriría si ya lo anunció, y lo que él definió como blanco la gente se empeña en verlo verde, amarillo, o incluso negro? Pues que tendría que decir que ni verde, ni amarillo ni negro.

Pues eso es justamente lo que pasa y ha pasado. En estos 2000 años la Iglesia ha tenido que anunciar el Evangelio y aclarar lo que no es, pese al empeño de algunos.

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