sábado, 29 de marzo de 2014

PALABRAS CONFUSAS


Las palabras confusas sobre nuestra Fe hacen un daño tremendo. Podremos justificarlas haciendo una exégesis bienintencionada. Puede que si miramos con lupa una sentencia aparentemente modernista veamos que es 100% ortodoxa. ¿Pero por qué jugar a la ambigüedad si buscamos la Verdad? ¿Por qué poner el acento en el sitio equivocado, si más que nunca se necesita luchar contra la herejía, la apostasía y la tibieza?

Muestro ejemplos de cómo frases que hieden a herejía podrían justificarse sin problema: 

  • La virgen era una mujer como otra. (En el sentido de que era humana, no de naturaleza divina. En todo caso ha sido la mujer más grande de toda la humanidad. Fue concebida sin pecado y fue la madre de Dios.)
  • Una persona atea y que peca terriblemente puede ir perfectamente al cielo. (Si antes de la muerte se arrepiente sinceramente de sus pecados y descubre a Dios. )
  • Lo importante es Cristo, no tanto la Iglesia. (Aunque no por ello la Iglesia deje de tener un valor enorme, ni por ello estemos exentos de pertenecer a ella.)
  • Hay que tener cuidado con creer que rezar es más importante que amar a Dios. (Aunque que se dé este caso es rarísimo. Ama mucho a Dios y acércate a Él con la oración.)


A quien nos hable así podríamos responderle:

  • Tu de Fe no sabes prácticamente nada. (Porque la Fe es un gran misterio para todos)
  • Eres una persona tremendamente pecadora. (Porque dicen que hasta el justo peca siete veces al día.)
  • No te creas que vas a ir al cielo. (Porque nadie puede estar seguro de su salvación)
  • Ojalá sufras mucho. (Para purgar tus pecados aquí y no después de la muerte, y así ir al cielo.)

Estamos seguros de que sabrá apreciar la bonhomía de nuestras palabras. Si nosotros buscamos la catolicidad de las suyas, ¿por qué el no va a justificar nuestras intenciones?

Pues bromas aparte, por amor, advirtamos a quien no habla como es debido.

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